Mi nombre es Vanesa Rivera, y no es por casualidad que
dediqué toda mi vida al estudio de los problemas de curvatura en las piernas.
Actualmente soy médica Osteópata, y me he especializado siempre en los miembros
inferiores.
Nací con Genu Varo en mis piernas, como muchas otras niñas y
niños, pero en mi caso no mejoró con el paso de los años, como sucede con la
mayoría.
Desde muy temprana edad comencé a recibir burlas, apodos y
comentarios de mis compañeros de escuela, y también de mis amigos.
Al entrar en la adolescencia, mis padres comenzaron a sospechar
que algo no andaba bien conmigo.
Me vestía de manera extraña, comenzaba a no querer frecuentar a
mis amigos, rechazaba invitaciones a reuniones sociales, no deseaba volver a
vacacionar en lugares con playas o piscinas.
Era notorio que tenía muchos
problemas en exhibir mi cuerpo!
Fue en ese momento que les conté como sufría por mis piernas en
arco.
Sin hacerse esperar consultaron cuanto especialista pudieron
localizar, y allí comenzó un largo deambular por consultorios médicos,
utilizando plantillas especiales en mis calzados, suplementos dietarios,
realizando todo tipo de radiografías, resonancias magnéticas y tomografías.
Luego de cientos de estudios, las conclusiones, en todos los casos
fueron más que terminantes. Recomendaban una muy costosa cirugía con
la colocación de implantes en las rodillas, algo que llevaría un largo tiempo
de rehabilitación, y que debería contar con la colocación de ortesis para fijar
la nueva posición de las piernas.
Pero los doctores no podían asegurarnos que los resultados
fueran los esperados!
Mis padres y yo nos negamos rotundamente a un tratamiento
sumamente costoso, riesgoso, invasivo, doloroso y con un final cuyo éxito no
estaba asegurado.
En ese tiempo, recibí muchas opiniones médicas, incluso algunos
profesionales me aconsejaban que me “acostumbrara” a la
desviación de mis miembros inferiores, ya que muchas personas padecían el mismo
mal.
No podía entender cómo tenía que “acostumbrarme” a ser observada
como un fenómeno, cómo tenía que habituarme a esconderme, y a considerar que
ello fuera absolutamente “normal”.
Pasados unos años, comencé mis estudios de medicina, por supuesto
esto no fue una coincidencia, sino que siempre sentí una fuerza interior que me
empujaba a buscar una solución a mi situación.
Mientras avanzaba en mis estudios, tomé la decisión de investigar
por mi cuenta, ya que estaba segura de que debía existir algo que pudiera
mejorar el aspecto y funcionalidad de mis piernas. Y no iba a descansar hasta encontrarlo!
Mientras seguía con mi investigación, tuve la fortuna de finalizar mi
especialización como osteópata, y logré así calificar para una ayudantía en
la cátedra de Patologías con compromiso óseo.
Gracias a esta oportunidad, pude tener encuentros con docentes y
especialistas de una calidad increíble, con los cuales discutía sobre mis
investigaciones.
En uno de esos encuentros, el excelente Dr. Santiago Moreau, con
su siempre inusual punto de vista, me abrió los ojos a algo revelador...
Él comenzó diciéndome que en la actualidad, el amor desmedido por los avances
de la tecnología de punta y por las técnicas quirúrgicas, hace que muchas
posibilidades naturales se estén dejando de lado.
Y en muchos
casos, por el hecho de que es mucho más redituable (para médicos y empresas de
salud) realizar una compleja operación que les dará muchas ganancias,
antes de utilizar un sistema simple y natural.
Dicho esto, continuó diciéndome que en muchos casos comprobados,
el cuerpo humano tiene la capacidad de transformarse, de mutar y adaptarse a
nuevas situaciones.
Y me comentó algunos casos,
como la nueva forma que adoptan los pies de las
"geishas" japonesas al ser sometidos a ciertos tratamientos con
cintas, que van comprimiendo sus pies poco a poco.
O los sistemas que utilizan las mujeres de las tribus Padaungen
Birmania para alargar muchos centímetros sus cuellos, a quienes les colocan anillos alrededor
de su cuello que van aumentando lentamente su longitud.
Este prestigioso doctor me dijo, "Es un hecho que
el cuerpo humano tiene la capacidad de adaptarse, y es por eso que, si se
encuentra la manera correcta de trabajar sobre él, es posible generar mejoras
sin la necesidad de intervenciones quirúrgicas".
Esa charla siempre la llevaré en el recuerdo. Fue para mí un
momento de quiebre, ya que me di cuenta hacia donde debía dirigir mi
investigación.
Dediqué los siguientes 3 años a trabajar de manera conjunta con
amigos especialistas en ejercicio físico y postural que quisieron ayudarme. Me
propuse encontrar la combinación correcta de ejercicios y
movimientos que permitiera generar mejoras en mis piernas.
Decidí hacer la investigación un poco más grande, y comencé
también a trabajar sobre otras personas que tenían problemas en sus piernas
(distintas clases de problemas y distintos niveles de afectación).
A lo largo de esos años, probé combinaciones de ejercicios y
movimientos, y poco a poco analizaba los resultados que obtenía en cada caso.
No fue fácil, me
llevó mucho tiempo de pruebas poder identificar qué ejercicios eran los
adecuados para mi problema, y para el problema que tenía cada persona que
colaboraba en mi investigación.
Muchos casos eran realmente complicados, mucho más complicados que
mi caso, pero poco a poco, al ir descubriendo cuales eran los movimientos
correctos, comencé a notar mejoras en mis piernas, y también
en las de mis pacientes.
Y al poco tiempo de encontrada la secuencia de ejercicios
correctos, mis piernas ya estaban totalmente rectas y hermosas!
Y el 90% de las personas a las que estaba ayudando también habían
obtenido grandes resultados!
Pero yo necesitaba estar segura de lo que había descubierto, y
poder comprobar estos buenos resultados en más personas. Para ello compartí
el descubrimiento con mis familiares, amigos y personas que me había
cruzado a lo largo de mis investigaciones.
Quería que ellos lo compartan con personas que también tuviesen
piernas arqueadas, para poder confirmar que mi sistema funcionaba en todos los
casos.
Los resultados que se obtuvieron fueron sorprendentes, el
92% de las personas que utilizaron mi sistema lograron enderezar sus piernas
totalmente en muy poco tiempo. Y el 8% restante logró una mejora muy grande en
su situación.
Entonces, en esos momentos una gran idea se me ocurrió. Si este
tratamiento había servido para mí y para la gente con quienes lo había compartido,
entonces podría servir también para muchas otras personas.
Impulsada por el consejo y el aliento de mi familia, amigos, y las
personas que ya habían conseguido enderezar sus piernas, me decidí a
escribir una guía paso a paso que explique con lenguaje
simple y claro, sin la necesidad de conocimientos médicos previos, cómo poder
enderezar las piernas con un sistema seguro, económico y natural.
En sólo seis meses mi obra estuvo lista, y en otros seis se
convirtió en un éxito editorial que afortunadamente ayudó, y sigue ayudando, a
más de 5.000 lectores a vivir sensiblemente mejor.
Aun hay mucho para contar, ya sabes sin costo ni compromiso ingresa a mi pagina y sabrás todo al respecto haz click aquí: http://tinyurl.com/m53aed7